Lentamente, muy lentamente me acerco, recorro con mi mirada tierna y maliciosa a Gynee, dudo por unos instantes, encojo todos mis músculos y los suelto de forma repentina saliendo impulsado como por una catapulta para caer en el regazo donde sé que encontraré las caricias que tanto me gustan. Me dejo mimar, cierro los ojos y estiro mis patas, para luego encorvar mi espina dorsal e izar la cola, como serpiente dispuesta a atacar; realizando un movimiento de vaivén, rozo mi cuerpo contra el vientre desnudo y dejo escapar un leve ronroneo de placer.

Yo, un pequeño félido, enrosco mi cuerpo, cierro los ojos y al calor del cuerpo que me sostiene entro en un bello trance, me deslizo por toboganes que conducen a cosmos increíbles, donde me transformo en hombre; siento mi sangre correr y el corazón bombear con fuerza. La carne palpita, todos los músculos estallan en frenética sensación. Neuronas pulsátiles en veloz carrera, pensamientos errantes, sonidos ahogados, suavidad, dureza y el aire que me rodea, me abraza… tierno aliento. Posees mi cuerpo, me tomas, te apoderas, me encierras, me ahogas, me haces volar en mil pedazos, luces centelleantes en mi cabeza, estrellas de mil colores, círculos volátiles… espirales??? Músculos aprisionados, ríos turbulentos, volcán en erupción, materia en fusión… lava que corre, quema, energía desbordante, cuerpos voladores………………………………….

Calma que regresa, paz que me inunda, aire que apacigua, corazón fundido al tuyo, flacidez volátil, sensación de sensaciones, sueños encumbrados, sueños, sueños, sueños… ahora no sé si soy un gato que sueña ser hombre o un hombre que sueña ser gato….

John Jairo Orozco

Bucaramanga, 2008